
Canada do Inferno.
En abril de 2001 apareció en El Viajero de EL PAÍS, un artículo sobre Foz Côa titulado “265 rocas tatuadas”. El periódico se hacía eco, como otras muchas publicaciones de la época, de los trabajos realizados para dar a conocer el parque arqueológico portugués, y que permitía la visita y el estudio de un enorme conjunto de grabados rupestres del paleolítico, situados en rocas al aire libre por los alrededores de esta localidad.
Recorté la hoja y la coloqué en una estantería de mi despacho dónde allí sigue.
El artículo firmado por Cécile Thibaud hacía referencia a lo que los pastores llamaban “rocas tatuadas” desde hacía mucho sin que nadie mas les prestara atención.

No tengo datos exactos en mi mano, pero las 265 rocas deben ser ahora muchas mas, en un área superior a los 17 kilómetros a lo largo del río Côa. Célile denominaba al conjunto “una Altamira al aire libre”, un gran número de siluetas de animales grabados en los muros de esquisto de hace 20.000 años. Cabras, uros, caballos -dos que se aparean-, siempre con un estómago prominente, superpuestos en dibujos realizados con cientos de años de diferencia.
La “casualidad” hizo que en 1992 un arqueólogo que hacía una inspección rutinaria las encontrase, estaba trabajando en la construcción de una gran presa hidroeléctrica en este afluente del Douro.

Dibujos que nos recuerdan a Picasso, a Matisse o a Modigliani comentaba la periodista, y es cierto, realizados con pocos trazos pero precisos, muy esquemáticos. Se equivocaba Célile al afirmar que el tiempo había borrado los colores, tal vez nunca los tuvieron, no se ha encontrado rastro de ellos. Algunos dibujos se hicieron para ser vistos desde el otro lado del río, como un cartel o un graffiti que marca un territorio, que anuncia algo, otros en cambio son muy pequeños y difíciles de ver a ojo desnudo.

En 1998 fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. En el 2001 se discutía si se realizaría la presa, ya que anegaría parte del conjunto, hoy sabemos la solución adoptada, a pesar de la paralización de las obras por el Gobierno socialista y la apertura del singular parque, el ochenta por cientos de los grabados esperan pacientes bajo el agua.
Hay que admirar el trabajo de protección, restauración, conservación y difusión que han realizado en las tres localidades donde son accesibles, el próximo día les cuento como se pueden visitar.
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