POSITANOScorcio panoramico con la
Marina Grande e la parrocchiale di
Santa Maria Asunta.
Vamos que nos vamos!
La nave nos espera en el puerto de Miseno, hace un dia soleado y el mar está tranquilo, a nuestra izquierda la pequeña isla de Procida, un poco mas atrás Ischia con su montaña-volcán en el centro. Hay navegaremos por navegar, la costa es preciosa y el día acompaña, así que viento en popa nos dirigimos al golfo, doblamos la Isola di Nisida y aparece en el horizonte el perfil del Vesúbio y el Monte Somma, nos acercamos a la costa para poder ver mejor la famosa Santa Lucia que cantaban los gondoleros hasta que los napolitanos les prohibieron cantarla. Napoli, Torre del Greco y mas al sur Torre Annunziata, ciudades victimas de pasadas erupciones, el golfo termina y reculamos pasamos frente a las murallas de Sorrento, atrás se elevan las montañas nevadas, nos cruzamos con otras naves que se dirigen a Capri, nosotros decidimos seguir la costa hasta doblar el cabo de agrestes rocas. Hemos llegado a la famosa Costiera Amalfitana, Positano no espera, un paseo por esta agradable villa vale la pena, si hubiéramos llegado en automóvil y en agosto sería una visita de médico y veríamos como les encanta a los italianos utilizar la bocina, los frenazos y los improperios, ya que no hay lugar donde aparcarlo, sus empinadas y retorcidas calles son un saco sin salida, pero descender en barca es un lujo, así lo hicieron Nietzche, Goethe o Ibsen. Las playas aquí no son gran cosa pero un buen plato de pasta nos espera en una espectacular terraza y recuerden que aquí Patricia Highsmith encontró por primera vez al muchacho que mas tarde sería Mr. Ripley. Y es que antes que nosotros ya llegaron tantos; John Steimbeck, Alberto Moravia, o Humprey Bogart, John Huston, y Truman Capote, estos últimos aún recordados en el bar del Hotel Caruso de Ravello. Pero tranquilos nosotros estamos a salvo de los paparazzi.