Estambul moderno. (Y seguimos reciclando).

Esta ciudad tiene todos los ingredientes que usted quiera buscar, así el Estambul moderno es lo mas moderno que se pueda encontrar en cualquier gran ciudad europea, pero siempre con un sello de identidad propio.
Los mas lujosos hoteles una vez remodelados algunos curiosos edificios históricos, como el Four Seasons Hotel, en el corazón de Sultanahmet, que era una cárcel neoclásica, o el A´jia trasformando una mansión del siglo XVII en hotel “con encanto”.
Si quieren hospedarse junto un auténtico palacio otomano, el Çiragan Palace Kempinski posee piscina frente al Bósforo y usted se creerá que habita el mismo palacio que el sultan. O como cosa extraña en el lado asiático, uno de los hoteles mas prestigiosos en una antigua licorería del siglo XIX, el Suman.

Terraza en la planta baja del puente Gálata,
para ver la puesta de sol mientras se fuma un narguile.

¿Arte moderno? todo el que quieran. Istanbul Modern inaugurado en 2005, el primer museo nacional de arte contemporáneo de Turquía, símbolo de internacionalismo y europeismo. 8.000 metros cuadrados, situado en el muelle de Karaköy en un antiguo depósito naval. Allí pueden conocer el arte nacional contemporáneo mas comprometido y trabajos de artistas internacionales. Bar restaurante en la segunda planta con magníficas vistas a la península, ojo! aquí hay cerveza, en el bar de los jardines no. En la foto de cabecera pueden ver el trasatlántico Celebrity Solstice Velleta atracado junto al museo.

Margen europea del Bósforo.

Y si visitan el museo no dejen de dar una vuelta por la rivera del Bósforo, junto impresionantes mezquitas -Mecidiye o Dolmabahçe ambas muy parecidas- encontraran agradables chiringuitos de diseño donde comer o tomar un té, mientras observan pasar los barcos en las gruesas y agitadas aguas del canal. Y un poco mas al norte, los lujosos restaurantes donde comer el mejor pescado.

Un te frente al Bósforo.

Si lo que desean es el ambiente musical, en Taksim tienen los mas interesantes clubs de jazz de la ciudad, y el la zona de Beyoglu toda la marcha que puedan soportar; restaurantes terraza donde cenar en plena calle, aunque el peatón tenga problemas para transitar, rincones vegetarianos y pizzerías, junto a locales populares o el último grito en diseño y eso que llaman “cocina fusión”, es decir cada plato de un lugar distinto. Para bailar los pisos superiores y chil out en las terrazas. Yo solía cenar una ensalada Cesar o tomar la última cerveza (Efes) en OTTO, antes de recogerme en el hotel, local repleto de chicas con los últimos modelos y serios señores trajeados de relojes kilométricos. No confundir con Ottosantral, en pleno Cuerno de Oro, precioso restaurante y sala de eventos, que les hará pensar que se encuentran en el mismo East Village neoyorquino.

El puente del Bósforo y la mezquita de Mecidiye.

El proceso de europeización fue paralelo a un crecimiento económico importante. Tras la llegada masiva de emigrantes de Anatolia, la ciudad perdida su capitalidad, se vio radicalmente transformada; nuevos puentes, nuevas carreteras, autopistas, tranvías modernos, lanchas rápidas… y el auge del turismo.

Pintada en Beyuglu.