Y los dinos riojanos.

El centinela de Bretún.

Como decíamos el último día, el tímido sol desapareció y de repente empezó a caer una tremenda nevada. No recuerdo en mi vida haber asistido a una parecida y mucho menos en primavera y perdido en medio de una montaña desconocida. Así que volante y hacia la localidad mas cercana, que en este caso era Bretún. El efecto de conducir en una ventisca de nieve es muy curioso, un cuarto de hora después de haber aparcado, aún sigues viendo copos blancos que se aproximan hacia ti. Bretún está solitario, unos niños me indican que el bar mas cercano es “el de arriba” en la plaza del pueblo, la plaza de pueblo mas pequeña que he visto nunca, en el interior no se cabía, todo el mundo estaba allí haciendo el vermut, parecían llegados de alguna excusión o acto social. Así la mañana terminó como aventuraba alguno de los comentaristas de la entrada anterior, con los pies bajo la mesa, sin mantel, unas cervezas y un delicioso pan con queso, no había mas.

La carretera de Villar del Río conduce a la Rioja, directamente a el Enciso, que fue la primera localidad española que se hizo famosa por sus yacimientos de icnitas. Búsqueda de algún lugar para dormir –tarea difícil bajo la insistente nieve y en estas fechas-, pero al fin posible. De paso en un restaurante-albergue veo la especialidad de la zona, un chuletón que se salía del plato, la chuleta brontosaurio se cocina aquí pero no era momento de detenerse.

Yacimiento Virgen del campo.

Las nuevas replicas muestran el encuentro de los dos animales.

A la tarde, hay que aprovechar antes que el tiempo empeore mas, vuelvo al yacimiento Virgen del campo, a pocos quilómetros, uno de los que fotografié hace unos cuantos años, en mi primera visita a la zona. Es uno de los mas interesantes, aquí podemos apreciar gran cantidad de restos fosilizados del cretácico inferior; mas de quinientas pisadas, marcas de gusanos y bivalvos, conchas marinas, rizaduras de oleaje, grietas de desecación, el deslizamiento del barro producido por un terremoto, estrías dejadas por el arrastre de ramas, garras y uñas en el barro. Y sobre todo un suceso curioso, las pisadas de dos individuos que reflejan una carrera, la persecución y la lucha entre ambos, el registro completo de una cacería.

Yacimiento Virgen del campo. Marcas de garras.

Visita rápida al yacimiento de Valdecevillo uno de los mas ricos en muestras de la zona, donde se pueden apreciar numerosas réplicas tamaño natural que hacen la delicia de los niños -y mayores-, aquí hay algunos rastros de saurópodos carnívoros de gran tamaño, las primeras huellas bien conservadas de un terópodo, huellas de un posible grupo familiar de ornitópodos -dos adultos que protegen a una cría en el interior-, pero había mucho barro, el frío y la lluvia arrecian y hay que buscar un lugar cálido donde relajarse. El lugar en cuestión está frente a la fonda, antes era una tienda de vinos y ahora es también un buen restaurante, después de una comida tan frugal en Bretún un Patorrillo de cordero y ternera a la riojana y un Viña Berceo, crianza del 2003 (13,5º) hacen que el día termine con broche de honor.

Yacimiento de Valcevillo.
Rastros de un saurópodo, observen la diferencia entre los pies y las manos mas pequeñas.