Piedras

Cap de Barbària.
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Me gusta pensar en una isla como una gran piedra depositada en el fondo del mar y que emerge hasta la superficie. Los pasajeros que las habitan temporal o de por vida, se resisten a limitar la altura de su superficie y como ciudades invisibles de Italo Calvino, intentan crear mágicas arquitecturas que imiten el plano de su estructura. Así la piedra multiplica sus piedras buscando el cielo una vez mas.
Es así como Formentera se une a todas aquellas ciudades sutiles, del deseo, de la memoria y de los signos ; Leandra, Andria, Sibila, Leonia, Olinda, Cecilia, Moriana, Armilla, Eufemia o Clarisa.

Mientras los hombres tienden a ascender sus piedras apilando en inestable equilibrio, ella -la propia isla- se refugia hacia el interior buscando sombra, frescor y soledad en las cuevas.

Por supuesto nosotros también hicimos nuestra pequeña aportación escultórico-arquitectónica.