Muchas Ibizas

Me vais a perdonar, veo en el calendario que septiembre ya terminó. Lo se, a ratos mi cabeza y todo mi yo sigue en agosto, nos quedan unos pocos día para seguir disfrutando de “aquel” completo viaje.

La noche de Sant Antoni, Atlantis y Es Vedrá terminó con fuegos artificiales, muy distintos a los de los festejos de la playa. Una magnífica estrella fugaz marcando el techo de la casa, como diciendo; “No lo olvides, es aquí”.

Despertamos tarde al día siguiente y como de nuevo era jornada de transición fuimos despacio, sin pausa pero sin prisa. Camino al autobús por ejemplo, encontramos algunos ejemplos de que en Ibiza hay muchas islas en una.

Dalt Vila.

Olvidar los reportajes sensacionalistas de la televisión, la realidad siempre supera la ficción. Uno puede encontrar allí aquello que busca.
Meca del sexo homosexual, del ligue rápido, de las drogas de diseño, del baile sin freno, de aplausos en las puestas de sol, de las cervezas en marco incomparable, de los bosques, acantilados y playas de arenas blancas y aguas azules y verdes, árboles de colores en el camino, gente amable y sencilla, comida rápida y manjares exquisitos, pero también higueras de ricos frutos en el margen del camino, obras inútiles e interminables, fuegos artificiales, sonrisas bajo la luna, y un agradable sentido del humor.

Los últimos melocotones en la isla.

Cada uno es libre de elegir que porción del pastel le apetece.
Otras cosas en cambio te llegan sin quererlo, la diversidad siempre crea conflicto, en nuestro paseo por la costa de Sant Antoni decidimos dar una vuelta por el malecón del tramonto, hace 25 años a alguien se le ocurrió poner banda sonora al ocaso; “Café del Mar”, nos desilusionó bastante el aspecto simple y un poco hortera de este famoso local, que debe la mayoría de sus ganancias a las recopilaciones musicales de sus djs. Por supuesto hay mucha gente que no está dispuesta a pagar el excesivo precio de todos los bares que rodean este evento y hacen su “botellón” en las rocas, rocas difíciles de transitar repletas de recovecos y aristas, lo que hace que intentar limpiar todos los detritus que genera el exceso de gente incívica sea prácticamente imposible.