Síndrome de Florencia en Roma.

Museos Capitolinos.
Debo decir sin rubor, que el momento álgido, donde el corazón latió con mas intensidad y se me hizo un nudo en la garganta, no fue antes los frescos de la Capilla Sixtina, ni ante el Moisés o la Pietà de Miguel Ángel, tampoco ante las numerosas pinturas de Caravaggio, ni siquiera en el interior del Pantheon, el templo de todos los dioses, el momento en que me flaqueó la voz, fue bajando las escaleras de las gradas de Piazza di Siena a la llegada al lugar donde se iba a retransmitir el partido de la final de la Copa del Mundo. La sola visión de una muchedumbre predispuesta a divertirse en un fin común, hizo que me sintiera parte de ese río de emociones. Una vez mas, por suerte, la gente ha ganado ante las piedras y los objetos.

Museos Vaticanos.
Hoy cerramos con algo emotivo,
Massimo Troisi -no se pierdan el final por favor-
y la música de Pino Daniele.
El síndrome de Stendhal.