Rincones

Desconocía el canal navegable al este de la ciudad.

He pateado tantas veces mi ciudad que cuando por casualidad llego a algún rincón nuevo, no recordado o conocido me emociono. Vivir en una gran ciudad como Barcelona que cada año supera el cupo de llegadas de turistas es complicado, aquellos lugares que visitabas tranquilamente se ha hecho imposibles, así que cuando viene gente de fuera, prefiero llevarlos a lugares sencillos, de importancia histórica y estética pero lo mas alejados de las aglomeraciones.

Patio trasero entre calles empinadas.

Algo parecido pasó con Cati, -nuestra anfitriona en Paris- y con los consejos que me dio nuestro buen amigo Reaño, de ambos disfruté mas los rinconcitos encontrados en el camino y que hicieron detenerme unos segundos, visones fugaces que son curiosamente son las que mas se han asentado en mi memoria.

Rinconcito soleado.

Los paseos por la parte alta de la ciudad de callejones estrechos y solitarios, calles con escaleras empinadas, sorpresas en el interior de algún patio, detalles curiosos, extraños, divertidos, emocionantes, en paredes, escaparates, techos…
Fueron muchos, he seleccionado unos pocos.

Sorpresa en un patio interior.

Esquina en el Mercado de las Pulgas.