Paris mola

Antes de viajar a algún lugar me gusta informarme, pero casi siempre intento controlar un poco esa información, no quiero que condicione demasiado la visita. No obstante sabiendo que nuestro amigo Reaño conocía bien la ciudad le pedí que me indicara los lugares mas interesantes de Paris, pero sobre todo aquellos que le tocaban el “alma”, sin necesidad de su fama o valor cultural.
Uno de esos lugares fue sin duda “Le Jardin des Plantes”, amplio parque que entre otras cosas acoge un gran jardín con innumerables árboles centenarios –con una veintena de árboles históricos descomunales- y todo tipo de plantas, un zoo, y diversos palacios enormes con exposiciones y museos, ya nos habló de él en un post Ernesto Reaño.
("Reaño aporta". 5.2.06)

- Ernesto tendrías que haberme visto la cara; disfruté como un niño.

Decidimos supeditar la mañana solo al jardín, pikenique incluido y visita de rigor al Muséum Nacional d´Historie Naturelle y sus galerías.
Uno de esos museos que para entender lo que nos cuentan no es necesario ni imprescindible leer arduos textos, simplemente hay que prestar atención, observar y comparar los animales que hay próximos entre si.

La entrada es realmente espectacular, el recibimiento de tal cantidad de esqueletos mirándote parece una escena de película de terror. Un lugar para perderse unas cuentas horas y repetir así unos cuantos días, hay tal cantidad de información que uno puede emborracharse de belleza.

Mención especial la sección de cetáceos; la ballena mas grande del mundo –el rorcual-, los mas pequeños, los mas raros -el narval con su gran cuerno-, y sobre todo ese ejemplar de ballena franca austral con sus enormes barbas traída en 1820 del Cabo de Buena Esperanza.

En la sección de vertebrados fósiles, el gran mastodonte nos espera y animales difíciles de imaginar o de comprender que existieron realmente. Ya os conté en otra ocasión mi visita al Museo de Historia Natural de Madrid para ver el Megatherium Americanus procedente de Argentina, aquí tienen también uno, ese perezoso gigante grande como un árbol.

Y también tienen otras de las replicas como la que os contaba regaló Mr. Andrew Carnegie a S.M. el Rey D. Alfonso XII, un Diplodocus Carnegiei, reproducción del original que se conserva en el Carnegie Museum de Pittsburg y que se encontró en el terreno Jurásico de Wyoming U.S.A. Creo que hay unas nueve en diferentes museos del mundo.

Por supuesto antes de entrar en el museo aproveché para dar un gran abrazo a uno de esos árboles centenarios; el Gran Cedro del Líbano traido de Inglaterra y plantado por Bernard de Jussieu en 1734.