El Mèdol.

 

Si se dirigen hacia Valencia, o dirección sur por la autopista AP-7 paren en la última gasolinera, antes de la salida de la ciudad de Tarragona, kilómetro 237. Un corto camino de tierra les dejará en El Mèdol, la mas grande de las seis canteras que sirvieron para extraer el material con las que se construyó la Colonia lulia Urbs Triumphalis Tarraco capital de la Hispania Citeror durante la República. Cantera de piedra calcárea que fue excavada durante el periodo de la República y del Imperio romano con mas de 200 metros de largo y entre 10 y 40 de ancho. Es un lugar hermoso, para perderse por cualquiera de sus tres vías acondicionadas y mas o menos marcadas.

 En aquella época se tenía costumbre de dejar una porción de terreno sin excavar y ha quedado la denominada aguja, una bella columna de unos 16 metros de alto, que recuerda el terreno original antes de la excavación. Den una vuelta a pié, y aléjense un poco del centro, vale la pena, la vegetación que ha crecido en el  gran agujero, forma un microclima especial y muy diferente del entorno.

Lo Delta (y 4).

Poblanou del Delta es un lugar curioso, un pueblo creado en 1956 por el Instituto Nacional de Colonización, para los agricultores que trabajaban los arrozales de la zona, con el nombre de Villafranco del Delta, así que encontrar el rótulo de Bar Español no fue ninguna sorpresa. La sorpresa fue probar unas suculentas anguilas en salsa a la manera de Delta, que nos hicieron en el restaurante colindante. También es curioso que hasta el 2003 a nadie se le ocurrió cambiar el nombre por el actual y con oposición de algunas personas que preferían el nombre “de toda la vida”. El lugar es un buen punto de partida para visitar el Delta, hay numerosas casas de colonias, hostales de juventud y las denominadas masías, donde se puede pasar la noche por poco dinero. Si quieren lujos también hay un hotel.

  Bueno el rodaballo con frutos secos -ese pez de ojos cubistas- tampoco estaba nada mal.

Lo Delta (y 3)

El Delta marco incomparable para pasear a pié, en bicicleta, Vespa, kayak o kite buggie. Mi viejo 205 también es un buen medio, sobre todo muy efectivo que las distancias son largas, aunque lo mejor en cualquier caso es, no tener prisa.

Kite surf en Barra del Trabucador.

Pedaleando en familia en Platja dels Eucaliptus.

Kilómetros y kilómetros de campos de arroz.

Kite buggie en la larga platja del Trabucador.

Lo Delta (y 2).

Respirar. Sentir el aire en los pulmones. Oler. Oír el canto de los pájaros y el croar de las ranas. Sentir el calor del sol en la piel. Dejarse atrapar por los cambios de luz. En definitiva reaprender a vivir.

Barra del Trabucador.

Platja del Fangar.

La casa de Fusta.

Tornar a lo Delta.

Desde principios del verano del 2006, no había vuelto a visitar el Delta del Ebro. (Pueden ver las entradas en julio de ese mismo año).

http://www.xnem.blogspot.com.es/2006_07_01_archive.html

Ha sido un viaje corto, pero muy bien aprovechado, válido para confirmar una vez mas, que sigue siendo una de las mejores alternativas para huir de la gran ciudad. El trato de la gente es amable, el lugar bello y con multitud de ofertas lúdicas y la gastronomía lo mejor de lo mejor.

Mirador de La Casa de Fusta.

L´alfacada. Platja de Migjorn.

Un arrocito en Deltebre.

Siesta junto al río.

Poble Nou del Delta.

Vacaciones en le paraiso terrenal.

" Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar de oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir".

Robert Louis Stevenson (1850 . 1894)

"No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca."
Herman Melville (1819 . 1891)

En el castillo sin K.

El castillo de Praga, visita obligada, si uno pasa por esta ciudad. Por supuesto yo hice el paseo a pié, pero mi interés no se centraba en el aburrido cambio de guardia y su parafernalia militar, ni la hermosa catedral de San Vito, ni el Convento de San Jorge y su colección de arte barroco y renacentista, tampoco el Palacio Lobkowicz y sus bellas vistas a la ciudad, ni siquiera el Palacio Real y sus singulares salas góticas y renacentistas y mucho menos la interesante Basílica de San Jorge, el motivo de mi caminata fue el denominado Callejón de Oro. Zlatá Ulicka una corta calle que debe su nombre a los orfebres que la habitaron en el siglo XVII, situada en el extremo mas alejado del recinto, junto a la cárcel y sus lúgubres mazmorras que respiran infinito sufrimiento. Sus once diminutas casitas pintadas de vivos colores nos cuentan como vivían los súbditos. En el siglo XVI Rodolfo II ordenó que las edificaran para acoger a los veinticuatro guardias del castillo. Un siglo después fueron los orfebres y las modificaron para sus labores. En el siglo XIX se deterioraron y fueron frecuentadas por mendigos y ladrones. A mediados del siglo XX los inquilinos que quedaban fueron desalojados y se restauró, con la intención de devolver su estado original. En la actualidad hay varias casas tuneadas de las diferentes épocas con una intención didáctica y turística. También tiendas de libros, cristal de Bohemia, etc. En el número 22 vivió Frank Kafka con su hermana Ottla entre 1916 y 1917. En el número 14 Madame de Thebes, una vidente que fue asesinada por la Gestapo a finales de la II Guerra Mundial por haber anunciado el fin del nazismo.

Catedral de San Vito.

Callejón de Oro.

Y el viernes 6 una nueva luna llena, si la meteorología lo permite
mañana jueves ya la podremos disfrutar.
La X lunar.