Ya les he contado en otras ocasiones, que una fotografía es un pequeño y veloz viaje al pasado. Pero hay técnicas que nos retrotraen aún mas, llevan implícitas ese carácter de “tempus fugit”.
Este domingo finalizó el segundo curso sobre “La Placa Húmeda al Colodión” que ha impartido
Quinn Jacobson en el taller del
ATELIERETAGUARDIA en pleno
Raval barcelonés. Han sido diez días muy intensos, sobre todo para ellos.
Hoy intentaré hacer un pequeño resumen, inteligible para todos, sobre que consiste esta técnica, inventada en 1851 por el escultor inglés Frederick Scout Archer, cuando intentaba encontrar un método fotográfico de mayor nitidez que los disponibles en la época -el daguerrotipo y el calotipo- para poder fotografiar sus esculturas.
Ante todo tenemos que disponer de una cámara con un chasis, que permita utilizar placas de metal o cristal. La técnica del colodión implica que nosotros mismos tendremos que preparar todos los elementos; el revelador, el fijador, el paro... nada se vende preparado, y hay que disponer los ingredientes en su cantidad justa. Eso si, la luz eléctrica no es indispensable.
Los soportes pueden ser; vidrio transparente y obtendremos un negativo y vidrio negro o metal (una plancha fina de aluminio por ejemplo) así obtendremos un falso positivo.
El primer baño preparará la base de la placa, el segundo le aportará la plata para hacerla sensible. En este punto y a los pocos minutos estamos dispuestos para disparar la fotografía. Acto seguido -sin demorarnos demasiado- revelamos, obteniendo una imagen negativa. El siguiente baño, no solo la fija sino que en el caso del metal y el vidrio negro la convierte en positiva, de hecho sólo lo parece al tener un fondo. Un poco de agua eliminará todos los restos químicos, secaremos y daremos una capa de barniz para hacerla mas consistente y duradera.
(Continuará).
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