Lecturas veraniegas.

 

Ya les hablé en su día de las cartas que Gustave Flaubert envió a su madre y a su amigo Louis Bouilhet, en el viaje en compañía de su amigo, el fotógrafo Maxime du Camp, a Oriente. La primera parte del periplo lo publicó GADIR con el título "El Nilo. Cartas de Egipto", recuerden “POSTALER 64. El Nilo”. 8.03.2011.

“Oriente Medio, Grecia, Italia Cartas de viaje, incluye el resto del material. Jerusalén, Síria, Líbano, Constantinopla y de regreso Grecia e Italia. Gran parte del territorio visitado estaba en manos del Imperio Otomano a principios de la segunda parte del siglo XIX.

 El texto es delicioso y podemos encontrar perlas como esta.

 “Entre los pedazos de esculturas que se encontraron en el Acrópolis, me fijé especialmente en un pequeño bajorrelieve que representa a una mujer que se ata el zapato y un trozo de torso. No quedaban más que los dos pechos, desde el nacimiento del cuello hasta encima del ombligo. Uno de los pecho estaba velado, el otro al descubierto. ¡Qué pecho! ¡Madre de Dios, qué pecho! Era redondo cual manzana, pleno, abundante, alejado del otro y pesado en la mano. Había ahí maternidades fecundas y dulzuras de amor a morir. La lluvia y el sol han convertido el color blanco del mármol en un rubio dorado. Es un tono leonado que hace que casi parezca carne. ¡Es tan tranquilo y noble! Pareciera que fuera a hincharse y que los pulmones por debajo fueran a llenarse y respirar. Qué bien llevaba su paño de pliegues estrechos. ¡Cómo me habría caído arrodillado, cruzando

las manos! Ahí sentí la belleza de la expresión “stupet acris”. Poco faltó para que me pusiera a rezar.”

Carta a Louis Bouilhet. Patras, 10 de febrero de 1851.

 Niké desatando su sandalia. anónimo, 415 - 10 a.C.

Museo de la Acrópolis de Atenas. Mármol.