Islas y tesoros
…” Apenas había logrado afianzarme en el bauprés cuando el petifoque primero quedó lacio y luego se hinchó en dirección opuesta, con un ruido como el de un cañonazo. La goleta tembló hasta la quilla con aquella vuelta, pero al momento siguiente, con las otras velas todavía tensas, el petifoque volvió a vaciarse de aire y a colgar lacio.
Con esto casi me había caído al mar y ahora, sin perder tiempo, volví a trepar por el bauprés y caí de cabeza en cubierta.
Estaba a sotavento del castillo de proa y la vela mayor, todavía henchida, me escondía de una parte de la cubierta de popa. No se veía un alma. Los tablones, sin lavar desde el motín, llevaban las huellas de muchos pies y de los imbornales colgaba balanceándose, como si fuera algo vivo, una botella vacía rota por el cuello.
De pronto, la Española enfiló recto al viento. Los foques que había detrás de mi restallaron fuertes; el timón se encajó de un golpe; todo el barco tembló y se estremeció moribundo y, en el mismo momento, la botavara de la mayor giró hacia adentro, con la vela gimiendo entre las correderas, y me dejó ver la cubierta de popa a sotavento. “ …
R.L.Stevenson. “La Isla del Tesoro”.
Con esto casi me había caído al mar y ahora, sin perder tiempo, volví a trepar por el bauprés y caí de cabeza en cubierta.
Estaba a sotavento del castillo de proa y la vela mayor, todavía henchida, me escondía de una parte de la cubierta de popa. No se veía un alma. Los tablones, sin lavar desde el motín, llevaban las huellas de muchos pies y de los imbornales colgaba balanceándose, como si fuera algo vivo, una botella vacía rota por el cuello.
De pronto, la Española enfiló recto al viento. Los foques que había detrás de mi restallaron fuertes; el timón se encajó de un golpe; todo el barco tembló y se estremeció moribundo y, en el mismo momento, la botavara de la mayor giró hacia adentro, con la vela gimiendo entre las correderas, y me dejó ver la cubierta de popa a sotavento. “ …
R.L.Stevenson. “La Isla del Tesoro”.
1 Comments:
At 22:19, Portobello said…
¿Qué se puede decir de Stevenson? ¿Quién no ha leído La isla del tesoro? Narrador prodigioso, demuestra que el buen narrador no sólo es un contador de historias, sino un cazador consumado de esas mismas historias.
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